domingo, 25 de marzo de 2012

'SMASH' (o cómo empezar con un piloto perfecto)


Cada vez se estrenan más series de televisión, de muy distintos géneros, pero nunca habíamos visto una serie musical, a excepción de "Treme" (encajarla como serie musical es quedarse un poco corto), y"Glee". Sólo Ryan Murphy se atrevió en plan descarado con esta novedad seudo-adolescente de humor surrealista extremo y estética kitsch (y lo volvió a hacer, a su manera, con "American Horror Story"), pero "Glee" queda a la altura de "Física o química" cuando uno ve SMASH, a pesar de que las emociones hormonales adolescentes de un servidor son fieles seguidoras de esas aventuras de instituto (placer culpable). Porque la nueva serie a la que pone pasta Spielberg no es una serie musical: es "la" serie musical.
La historia cuenta con todos los tópicos del género, y eso se agradece. Para empezar se mueve entre las bambalinas del teatro musical de Broadway, los entresijos entre actores, directores, coreógrafos, productores y mecenas, y de ahí deriva a las tramas personales de cada uno, y cómo influyen éstas en su trabajo. En el caso de SMASH, creada por Theresa Rebeck inspirándose en una novela de Garson Kanin, uno se mete de lleno desde el minuto uno en el mundo de Julia Houston (Debra Messing, de "Will y Grace"), compositora y letrista de musicales, que se une a su colega y también compositor Tom Levitt (Christian Borle) para empezar a escribir el musical definitivo. Y quién mejor para protagonizar la historia de un musical que la mismísima Marilyn Monroe, una idea en principio irrealizable pero que llama la atención de Karen Cartwright (Katharine McPhee) y Ivy Lynn (Megan Hilty). La primera una camarera en busca de su paso final para empezar a hacer carrera como actriz; la segunda, una actriz de musicales ambiciosa que pretende dar el paso final para consolidarse en el estrellato que ya ve más de cerca. Duelo de titanes. Con los conflictos a la vista, y unos personajes bien presentados sólo falta decir eso de "the show must go on". 


Obviamente, el otro aderezo que necesita esta serie para ser musical es que contenga números musicales (podéis aplaudir mi lógica aplastante). Los de SMASH son en principio originales y escasos, y casi siempre forman parte del propio musical en desarrollo. Digo "en principio" porque si "Glee" muchas veces parece una recopilación de éxitos pop de moda en busca de promoción, en los últimos capítulos de SMASH a veces no pueden evitar caer en ese error (supongo que por pasta). Olvidando esto, en cada episodio escuchamos un nuevo tema del musical (al más puro estilo de Broadway) que normalmente pone la guinda a un pastel de 45 minutos que se va conformando poco a poco hasta darte esa píldora que te deja con ganas de más.  Los números musicales, además, no pierden esa característica tan del género que consiste en usar un número musical como expresión de sentimientos del personaje, valiéndose de los cambios en la luz y la escenografía, una licencia que se asume, ya sabéis. Y, de paso, nos permiten ver fragmentos de lo que podría llegar a ser ese número en la obra final.

Quién conseguirá el papel de Marilyn de esas dos titanes y si el musical verá la luz es la "aventura" a la que invita esta serie. Por ponerle contras, la estructura puede llegar a ser algo previsible, y los personajes son un poco arquetipados (Katharine McPhee es una chica muy mona, pero peca de sosa e inocente), pero funcionan y conforman un reparto de calidad y solidez (al que se une, por cierto, la mítica Angelica Huston como productora desesperada por conseguir financiación sin su ex marido).

Con el transcurso de la serie, aunque no pierde fuerza, sí que veo que se queda un poco estancada en algunos capítulos. Tira más a los puntos cómicos que al drama puro y duro, y aunque no llega a las tasas de ligereza emocional de "Glee", tampoco es cuestión de esperar una serie de gran profundidad y quebraderos de cabeza. En definitiva, que me enrollo (prometo más brevedad en la próxima...). Todo esto es lo que yo, al menos, podría pedir a una serie musical que nunca llegaba, y como me lo da cada semana, me merece la pena. La serie es buena y se ve con facilidad. Animo a todo aquel al que potencialmente le gusten los musicales a que se atreva con SMASH. Que total, si "The Walking Dead" no estorba (cuándo terminaré con esta tortura...), a mí una serie musical menos aún.

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